El obispo cumplió 25 años como sacerdote y reveló que su principal objetivo sigue siendo “estar cerca de todas las personas, especialmente de las más vulnerables”.
El obispo de Mar del Plata, Monseñor Gabriel Mestre, cumplió 25 años como sacerdote y destacó que en la iglesia “hay claramente una línea de mayor apertura”, lo cual consideró que es “un elemento positivo que habrá que seguir profundizando”.
Los dichos del obispo se dieron en el marco de la celebración de la diócesis por las “bodas de plata” de su sacerdocio, las cuales se conmemoraron hoy con una ceremonia desarrollada a partir de las 19 en la Iglesia Catedral.
En este contexto, Mestre dijo sentir una “profunda acción de gracias porque el fiel es Dios” y agregó: “Uno responde a esa fidelidad con un camino de fidelidad, más allá de los errores y pecados que como ser humano tengo, pero estoy profundamente agradecido a Dios y a la comunidad que siempre he podido acompañar”.
Asimismo, en diálogo con LA CAPITAL se refirió a sus comienzos como sacerdote y destacó que actualmente en el obispado “hay una línea claramente de mayor apertura para dialogar con el mundo, para poder comprender el latir de la historia y de la realidad y eso es un elemento positivo que habrá que seguir profundizando”.
“También hay un planteo muy fuerte de la iglesia, que es lo que estamos viviendo en Mar del Plata, que es el camino sinodal, que es donde todas las laicas y los laicos puedan opinar sobre la vida de la iglesia y todas las circunstancias y así llevar adelante la vida de la iglesia con la opinión de todos y no solamente con la opinión del obispo, los sacerdotes y las religiosas, ese es un poco la idea del camino sinodal”, añadió.
Seguidamente, se refirió a cuales son los objetivos que le quedan por perseguir como obispo de Mar del Plata y sostuvo que el principal es “estar cerca de todas las personas, especialmente de las más vulnerables”.
“Eso fue lo distintivo del pastoreo de Jesús y el obispo a imagen de Jesús tiene que justamente estar con todas las personas, pero de manera particular acompañando a los más pobres, descartados, vulnerables, los que tienen mayores necesidades, para poder darle la riqueza más grande, que es la presencia de Dios”, sostuvo.
No obstante, aclaró que también debe “colaborar con la sociedad civil y con los organismos propios de la iglesia como Cáritas, la Noche de la Caridad, la Pastoral de la Escucha, la Pastoral de las Adicciones para poder atender las emergencias más fuertes que tiene nuestro pueblo”.
Previo a encabezar la ceremonia en la Iglesia Catedral junto al padre Fernando Mendoza, quien también este lunes cumplía 25 años como sacerdote, Mestre dijo sentir “mucha alegría, mucha acción de gracias ante tanto afecto, cariño y tanta actitud positiva”. “Esto me compromete claramente a redoblar la apuesta y poder servir a nuestro pueblo”, enfatizó.
Por último, el obispo dijo que le gustaría ser recordado como “un hombre de Dios y que buscó estar cerca de su pueblo”.
Estuvieron acompañando al obispo, además de Mendoza, el obispo auxiliar designado obispo prelado de Cafayate, Monseñor fray Darío Rubén Quintana y el obispo emérito, Monseñor Antonio Marino, junto a todo el clero diocesano, diáconos, seminarista, autoridades, familiares y amigos de Mestre.
En nombre de los laicos, Mara Casademut agradeció al obispo su “ministerio de amor y servicio en todos los rincones de la diócesis”, mientras que el padre Hernán David, en nombre de los religiosos, dijo a “sus hermanos” que en estos 25 años fueron un “canto de disposición al Señor y a su gente”. Luego el obispo recibió regalos y recuerdos de la comunidad.
Orgullosos
La ceremonia desarrollada en la catedral para celebrar los 25 años de sacerdocio de Mestre contó con una gran afluencia de personas y entre ellas se encontraban los familiares del obispo, quienes aseguraron sentir mucha “emoción y orgullo” por el camino realizado por “Gabi”, como ellos lo llaman.
“Estábamos con mucha emoción esperando este momento. Hace 25 años atrás era un día parecido al de hoy, nublado, lluvioso y este día me trae esos recuerdos”, recordó Cándido Mestre, el padre de Gabriel, en diálogo con este medio.
Seguidamente, Cándido destacó que su hijo “está continuamente trabajando” y agregó que “es bárbaro todo lo que hizo, todo lo que hace y todo lo que va a hacer”.
Los familiares de Mestre estuvieron presentes en la Iglesia Catedral.
“La gente siempre opina re bien de él y eso me pone muy contento”, manifestó el hombre y lamentó que “lo único” que faltaba para que la tarde noche sea perfecta era la mamá de Gabriel, su esposa, que falleció en enero del año pasado por coronavirus. “Eso es lo más triste y emotivo, pero es parte de la vida”, dijo Cándido.
Por último, el hombre confesó que le costaba definir con palabras todas las sensaciones que tenía por la celebración en homenaje a su hijo, pero indicó que lo que es seguro es que está “muy orgulloso”.